martes, 1 de mayo de 2012

Día del niño

Trabajaba entonces para City Club, salía por la mañana a vender las membresías acompañado de mi amigo Lot, habíamos encontrado un buen nicho de mercado en las escuelas primarias, si era quincena pedíamos un lugar para que los maestros que se interesaban compraran la membresía con nosotros, no nos iba mal.
 
Una mañana estando en una de esas escuelas nos dimos cuenta de que el día del niño se acercaba, para entonces Lot tenía un pequeño sonido y ya en confianza con los directivos de esta escuela primaria se ofreció a poner la música para el evento, al parecer les arreglamos ese asunto porque sin chistar los directivos dijeron que sí, cuatro horas de música por una cantidad justa y el acceso a los refrigerios, "si ustedes quieren traer algo tráiganlo, nomás es su responsabilidad" dijo la directora del plantel, al principio no entendimos eso de "su responsabilidad", pero sin pensar mucho en eso llegamos el día del evento a la escuela con nuestro sonido. Lot había preparado el set musical sobre todo con música infantil y algo de pop, que creíamos sería suficiente para calmar a "los niños"; qué  lejos estaba eso de la realidad.
 
Cuando llegamos nos condujeron a la cafetería, ahí estaban las ventanas tapadas como si de un antro se tratara, llegamos temprano y empezamos a conectar el sonido, había hasta una bola de espejos en el techo, ¿qué onda con eso? nos preguntamos, pero de todos modos nuestro tiempo corría y decidimos hacer todo rápido. Cuando llegaron los chavitos nos fijamos que la mayoría eran de quinto y sexto de primaria, o sea ya casi en la adolescencia, nos miraban como se mira a un perro, ahí de pronto nos dimos cuenta de la realidad, los niños ya estaban muy marcados por la influencia de sus padres, por ahí un grupo de niñas con vestidos cortos y minifaldas, por allá un grupo de niños con celulares y botas vaqueras. Empezamos poniendo cosas tranquilas, del pop de la tele pa que se fueran ambientando, el conserje que les abrió la puerta para que entraran a la cafetería convertida en antro les dice: no pueden salir, les voy a cerrar la puerta, a tal hora se termina el evento y yo mismo les abro, voy a estar en la puerta; nos hecha una mirada de lástima y cierra, la puerta sonó como la reja de una cárcel, Lot y yo empezamos a ponernos nerviosos y no sabíamos por qué.
 
De pronto supimos que estábamos a merced de los infantes, un niñote de botas vaqueras y sombrero con un celular que le envidiamos se acerca y nos pide música de banda, nos quedamos un rato pensando y pos no, no traíamos banda, creíamos que con un "no chavo, no traigo banda" el chavillo se calmaría, pero nel, de rato fue él con otros tres o cuatro mocosos y decían, pos queremos banda, esa música no nos gusta, refiriéndose al pop de Belinda. En eso se acerca también un grupo de niñas de minifalda y le dice a Lot: "oyes, ¿trais la gasolina?", pos no niñas no traemos la gasolina, pos consíganla nos dicen. Órale, qué güevotes, pensamos. Ahí a menos de media hora de empezar el evento ya teníamos la orden de conseguir la banda y la gasolina. Lot dice: sabes qué deja voy a traer la música, si no de aquí no salimos vivos, y cuando empezó a tocar para que le abrieran "los niños" casi lo sacan a patadas, la cosa se estaba poniendo pesada. Yo solo decidí ignorar lo más que pudiera mientras llegaba la música "infantil", mientras tanto seguía los actos de los mocosos, unos adultos chaparros casi, mentando madres y vestidos ellas como putitas y ellos como padrotes. Cuando llegó Lot puso primero la banda, letras sobre narcos y esas cosas, los chavillos soltaron un aullido y se pusieron a bailar. Chale, esto ya parece cantina cabrón me decía Lot, ¿on tan nuestros infantes? Yo sólo veía el espectáculo entre azorado y divertido. De rato y por petición del fino público sonó "la gasolina" y aquello se puso peor, el perreo en toda su decadencia, ¡en la madre!, si nos ven los directivos nos corren a la chingada pensamos, pero ¿pos cuáles? La puerta seguía cerrada,aquellos gremlins eran dueños de la situación, las niñas se embarraban en tubos ficticios y los niños bebían sus refrescos como si de cheve se tratara, ahí fue cuando entendimos eso de "bajo su responsabilidad", pudimos haber llevado alcohol al evento, ya que más de uno se acercó para peguntarnos ¿que, no traen cheve o cigarros? 
 
Cuando terminó el numerito salimos de la cafetería sin entender lo que acababamos de ver, temblando, casi cagados del susto de estar en un espacio de 20 por 20 metros con un grupo de gremlins que exigían narcocorridos y reggaeton, embarrándose sus cuerpos de 11 o 12 años entre ellos, sólo nos quedó una lección, sí cabrón, ese es el futuro de México. Ni pex.

No hay comentarios:

Publicar un comentario