miércoles, 25 de agosto de 2010

pantalones humeantes vs. pikachú (la batalla final)

La confusión es el dios
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte
Abraza la oscuridad /Charles Bukowski


Todo el terreno estaba listo para la batalla final, pantalones humeantes daría su mejor batalla a un pikachú gigante que estaba sobre la montaña, pero antes de eso nuestro héroe se llenaría de energía donde repta el reptil, donde la iguana da su luz, donde el minotauro hablaría a sus fieles junto con sus elfos de compañía, una noche en un Monterrey frío que se llenó de calor por el elíxir que la vida nos empuja hasta el fondo del cogote.

Llegando siendo un hombre, por gracia del líquido sagrado que el minotauro le dio, transformose el pantalones humeantes, el héroe lagunero, en saliendo del templo de la iguana, ya transformado en el etíloco eroe, así sin h, caminó y se arrastró, dado que varias veces se cayó, en busca del pikachú de la montaña sagrada, pinche pikachú ora sí vas a saber quién manda, dicen que balbuceaba el erue.

en llegando cuenta la leyenda, mientras caminaba sobre el agua fiera de los templos, con ayuda de un cuate, pantalones de humo, que no las formas de humo que son otras, buscaba con afán al enemigo amarillo y oriental, he aquí que lo encontró, como contaban las historias sobre la montaña, caminó pantalones, se cayó el guey de pantalones pero lo alcanzó, lo quiso derribar de una patada, lo empujó, le dio una patada en los huevos, pero parece que los pikachus no tienen porque el monote ni se inmutó. después de horas de lucha pantalones se rindió, ni pex y bajó la montaña jurando venganza futura apoyado por las hadas del bosque (mágico) y se dio a la fuga rumbo a Saltillork, donde juran las hadas al otro día se levantó sin recordar ni madres, ni del pikachú de la montaña ni de las hadas, ni del minotauro ni de ni madres, pos qué le dieron cabrón.

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